No fue suficiente para que la alarma
la despertara, continuaba durmiendo plácidamente como si fuera fin de semana,
estaba consiguiendo quedarse dormida de nuevo cuando escuchó el grito de su
madre avisándole que llegaría tarde, volviendo en sí se levanta enseguida y casi
cae al suelo al ver la hora, de prisa avienta la sabana al suelo y sale de
golpe de su habitación.
ALEXA: ¡Hay Santo dios!, pero que susto – Apretándose el pecho.
YANNÉ: Hay Alita, así has de tener la conciencia – Burlándose un
poco de ella.
ALEXA: Claro que no, y no me digas Alita, no me gusta – Con cara
de berrinche.
YANNÉ: Prima no te enojes, ¿Ya te vas a la escuela?
ALEXA: Dios la escuela – Asustada – Naaa como sea, desayunare por
mientras vienen mis amigos por mi – Muy despreocupada.
YANNÉ: Oye, y – Titubeando un poco – ¿le has contado a tus amigos de
mi?
ALEXA: Pues sí, ¿no debería?
YANNÉ: Mmmm – Pensándolo un poco – ¿y qué les has dicho?
Alexa mira a Yanné entendiendo todo.
ALEXA: Si estas pensando en que yo pudiera haber dicho algo privado
de ti, sabes que yo no soy así, jamás lo haría.
YANNÉ: Si
lo sé, disculpa mi pregunta, eres la persona en la que mas confío.
ALEXA: Muy bien dicho – Sonriendo
YANNÉ: Sabes – Con mirada irritada – me dio la impresión de que tu
amiguito quería algo conmigo.
ALEXA: ¿Fabián?, en realidad si quiere contigo.
YANNÉ: ¡¿Qué?! – Molesta – ¡que ni se haga ilusiones!
ALEXA: Es lo mismo que yo le dije, tengo que decir que él es muy
persistente.
YANNÉ: Ó querrás decir estúpido.
ALEXA: ¡Ha! también.
YANNÉ: Tus amigas me cayeron bien, aun que sean fresas, ahora
entiendo porque son tus amigas.
ALEXA: Que graciosa.
YANNÉ: ¿Y Gustav cuando vendrá?
ALEXA: Como en un mes, él y los demás vendrán para el cumple de Ker
YANNÉ: ¿Ker? ¿La chica de cabello rubio?
ALEXA: Si, ella.
YANNÉ: Ya vero.
ALEXA: ¿Por qué?
YANNÉ: Por nada, aun tengo sueño, voy a dormir otro rato.
ALEXA: Que envidia – Con carita triste.
YANNÉ: Suerte en la escuela – Entrando en su habitación.
ALEXA: Gracias, lo necesitare, con este mugre examen de estadística
sí que lo necesitare.
En
un hotel en Grecia los chicos se alistaban para abandonar la ciudad, Bill a
toda prisa guardando sus cosas en una pequeña maleta, estaba algo atrasado y eso
lo hacía desesperarse más; Tom suponiendo que como siempre Bill aun no estaba
listo decidió ir en su ayuda.
TOM: ¿Puedo pasar? – Abriendo la puerta.
BILL: Si, si pasa –
Al distraerse suelta por un segundo la maleta y esta resbala y cae al suelo
haciendo enfurecer a Bill – ¡Coño!
TOM: Relájate, te ayudare a recoger esto.
Bill
y Tom levantaban todo a prisa y lo metían de golpe como pudiera, había
demasiadas cosas regadas en el piso y Bill parecía que estallaría.
ANDREAS: ¡Oigan clones! ¿Qué si ya están listos?
BILL: ¡Mierda, que no!
TOM: Ven acá y ayuda a levantar esto – Señalando el reguero
de cosas.
ANDREAS: ¿Soy tu chacha o qué?
TOM: No seas mierda y ayuda.
ANDREAS: Ok ok, ya estas.
Andreas
también colaboro en recoger las cosas, entre los tres era más rápido. Ya todo
en la maleta Bill la lleva a la cama para darle un pequeño vistazo y ver si
todo estaba completo, comenzó a pasar su mano sobre las cosas hasta que algo
llamo su atención, revisó en la pequeña maleta y al parecer algo faltaba y preocupado
llevo su mirada al piso, miraba de un lado a otro como radar descompuesto, algo
faltaba.
TOM: ¿Qué buscas? – Extrañado también mirando al suelo sin
tener idea de que se trataba.
BILL: Si, mi estuche negro.
ANDREAS: ¿Cuál de todos?
BILL: Idiota, solo tengo uno negro.
TOM: ¿Seguro
que lo traías?
BILL: Siempre lo traigo.
ANDREAS: ¿Cómo es?
BILL: Pequeño, como de este tamaño – Mostrándole que era de
una medida no mayor a 15 cm y enseguida los tres comienzan a buscar por el
suelo.
GEORG: ¿Que hacen? –
Entrando en la habitación y sintiendo que estaba por pisar algo.
GUSTAV: David pregunta que si ya están listos – Mirando al suelo al
mismo tiempo que Georg.
BILL: No, es que se me cayó mi estuche negro y no lo
encuentro.
GEORG: Mmmmm ¿este? – Levantándolo del piso y mirándolo de forma extraña.
BILL: ¡Si! – Casi le arrebata el estuche de las manos a
Georg y a prisa lo agarra – Si si aquí está.
Curiosos
Andreas, Georg y Gustav se acercan a ver qué era lo que Bill cuidaba con tanto
recelo.
ANDREAS:
¿Qué
es?
GEORG: ¿Un
cristal?
GUSTAV: ¿nunca
has visto uno verdad? – Mirando a Bill insinuando
que ese no era el único cristal en el mundo.
BILL: Si,
pero no como este – Entendiendo el sarcasmo.
GEORG: ¿Donde
lo compraste?
BILL: No
lo compre, me lo encontré.
TOM: Lo
encontró cuando éramos niños y desde entonces lo lleva con él.
BILL: Es
mi amuleto – Cerrando el estuche y guardándolo
en la maleta.
GUSTAV: Nunca
había visto un cristal como ese, parece recién pulido.
BILL: Listo,
vámonos.
Saliendo
de la habitación los demás tomaron sus maletas ya listas y junto con los
guardaespaldas se dirigieron al ascensor, y mientras los demás hablaban un poco
Bill recordaba cuando era niño.
::::::::: Flashback
::::::::
TOM: ¡¡¡corre Bill!!! ¡!! corre!!!!!!!!!
Bill y Tom corrían por el parque
desesperadamente, muy cerca iban tres niños tras ellos, Bill iba corriendo atrás
de Tom, lo veía volver su mirada atrás para cerciorarse si aun los seguían, él
no lo hacía por temor de sentir mucho mas la presión.
Minutos antes al salir de la escuela
Bill estaba sentado esperando a Tom cuando otro niño se acerco a él para
molestarlo, Bill solo lo ignoraba haciendo como que jugaba con un pequeño
muñeco, el niño al sentir su indiferencia paso de la burla a la agresión arrebatándole
su juguete para tirarlo al piso y aplastarlo con fuerza hasta despedazarlo, el
pequeño Bill había juntado varios de sus domingos para comprarlo y ahora estaba
despedazado bajo el pie de ese niño, y no pudo evitar llorar y tirarse al piso
para recoger lo que quedaba de su juguete; Tom había visto lo que le habían
hecho a su hermano y lleno de rabia se fue sobre el niño para pegarle y aun que
este trataba de defenderse no pudo impedir que Tom le sacara sangre de la nariz.
Bill lloraba mucho, no sabía qué hacer, pero al ver que los amigos de su agresor
venían en su ayuda jalo a Tom de la mochila, él distraído con darle su merecido
al otro niño, ese no le ponía atención; los otros niños ya estaban muy cerca y Bill
jaloneo la mochila de Tom desesperadamente hasta que él se dio cuenta de los
otros niños y dejando tirado al primero jalo a Bill y los dos comenzaron a
correr, Tom sabía que podía con uno o hasta con dos niños pero ya con tres no,
y no podía esperanzarse en Bill porque no era un niño que se defendiera con
golpes así que no podía arriesgarse.
Llevaban varios minutos corriendo,
apenas estaban logrando salir del parque, los otros les pisaban los talones y
con un intento desesperado Tom tomo a Bill de la muñeca para aventarse con él a
un arbusto enorme.
TOM: Shhh, no vayas a hacer ruido
– Preocupado.
BILL: No –
Con mirada asustada.
Tom dándose paso entre las ramas veía
como los tres niños los buscaban, sospechaban que aun estaban ahí y comenzaron
a buscarlos, mientras Tom se preparaba para lanzar golpes si los llegaban a encontrar,
Bill miraba algo que brillaba entre las piedras, era un cristal de color rojo
brillante, como si fuera sangre, algo inusual y que por supuesto hizo que el
pequeño Bill se maravillara al encontrarlo. Después de varios minutos ya no había
nadie, los niños se habían cansado de buscar y se habían ido, y ya seguros de
que no había alguien cerca salieron del arbusto.
TOM: ¿Estas
bien?
BILL: Si,
pero ese niño rompió mi juguete – Triste mirando un pedazo
de su juguete que llevaba en la mano.
TOM: Comparemos
otro – Mirando a los
alrededores.
BILL: Pero
yo no tengo dinero.
TOM: Yo
tengo un poquito, con lo que nos den este domingo nos alcanza – Sacudiéndole la ropa a Bill.
BILL: Si
– Sonriendo.
TOM: ¿Que
es eso? – Mirando el cristal que se había
encontrado Bill.
BILL: Es
mío – Con mirada seria – Me lo encontré y es mío, no tiene nombre y es mío.
TOM: Ya
entendí que es tuyo, no tienes que repetírmelo.
BILL: Es
de buena suerte, pedí que se fueran esos niños y se fueron
– Con mirada tierna.
TOM: Woooow
¿enserio? ¿Será como la lámpara de Aladino? ¿Cumplirá deseos?
– Sorprendido.
BILL: No lo sé – Observándolo.
TOM: Entonces mejor guárdalo bien, no lo vayas a perder.
BILL: Si
– Lo mete en la bolsa de su pantalón. .
TOM: Vamos,
mamá nos ha de estar esperando.
BILL: Si.
Los pequeños gemelos tomaron el
camino más largo a casa con la intención de no encontrarse a los niños, ambos
estaban cansados que en cuanto llegaron a casa se quedaron dormidos en los
sillones de la sala.
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Una luz parpadeaba y las compuertas
del ascensor se abrieron, Bill sonriera al haber recordado sucesos de su niñez,
desde que había encontrado ese cristal no se había separado de él en ningún
momento, quedó grabado en su memoria que era un amuleto de la suerte que
siempre debía conservar.
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